miércoles, 23 de marzo de 2011

SOÑAR.

Sueños, son simples fantasías que tienes un día tras otro y que nunca se cumplen. 


Sueños, no seríamos nada sin ellos. Nos alimentamos de su energía, de su volumen, de su forma y sus colores llamativos. Sujetados por finos hilos que se rompen en mil pedazos después de habernos despertado.


Hablamos de ellos con tanta efusividad que nos quedamos a penas sin aire, motivados por el miedo de que desaparezcan de nuestra mente. 


Son tan bellos, tan increíbles y tan grandes que hasta los imaginamos reales.

martes, 15 de marzo de 2011

Recuerdos inolvidables.

A veces nos empeñamos en recordar y recordar. Nos acostamos y nos dedicamos a mirar al techo mientras los recuerdos nos invaden.
Pero a veces, los recuerdos felices son los que más duelen porque sabes que ya nunca volverás a estar allí.
Lo único de lo que quiero acordarme es de cuando tenia cinco años y cogía a mi peluche favorito cuando tenía miedo. Sí, el me protegería de todo y de todos.
Porque todo lo demás ya no importa. No importa a quien hayas querido más que a tu vida o a quien estés olvidando. Todo eso serán solo recuerdos.
Necesito volver a coger ese peluche y que me proteja. Que haga que todos los demás dejen de hacerme daño. Quiero volver a tener 5 años.

lunes, 7 de marzo de 2011

Y buscar, sin respuesta, alguien que te quiera.

Creo que no podría haber pedido nada mejor. Finalmente éramos uno, como lo habíamos planeado, imaginado, anhelado en nuestras cabezas tanto tiempo.
Éramos dos espíritus fundidos en un mismo abrazo. Brotaba el deseo de los poros, las pieles tan juntas el amor (porque de seguro eso es lo que era) que vagaba por el aire. Tu mirada posada en la mía me decía que esto que teníamos valía mas que las miles de palabras que ya nos habíamos dicho y que sabíamos de memoria. Una explosión y las lágrimas no se hicieron esperar. 
Te quería si, como te quise en aquel momento.


Ahora, algo dentro de mí se rompe. Se quiebra, fluye la normalidad que habíamos esperado los dos. Y con ella florece el amor del principio, no sin darme cuenta, sin pena que por un instante, un ínfimo y valioso instante creí posible que ganara el azar. Me di cuenta, con asombro que en aquel momento abrace aquella posible victoria. 
El destino de ser más que uno los dos.