Ninguna queja. Ni de familia, ni de comida... ni siquiera del frío (por raro que parezca)
Apenas eché de menos a mi familia (por raro que parezca también). En ningún momento quise irme. Ni siquiera quería imaginarme el momento de despedirme de mi familia holandesa. Porque ya era MI FAMILIA.
24 HORAS DEL DÍA RIÉNDONOS, BAILANDO, CANTANDO, LLORANDO, DIVIRTIÉNDONOS...
Si alguien me dice a mí el 24 de noviembre (antes de irme) que iba a sentir tantas cosas distintas en taaaaan poco tiempo, no me lo creo.
Y es que hemos tenido tiempo para todo.
Para ir de compras, para visitar Amsterdam en barco, para escuchar música, ver películas, ver el "OT" holandés, para irnos de fiesta, para discutir y llorar, para dormir, para hacernos fotos...
Nadie se imagina lo que pudimos llorar ayer al despedirnos. NADIE.
Todo el mundo llorando. Incluso los profesores.
ALGO I-NEX-PLI-CA-BLE.
SIN PALABRAS.
MUCHAS GRACIAS POR TODO.
I miss you.